domingo, 14 de julio de 2013

MUJERES MALAGUEÑAS: JOSEFA UGARTE-BARRIENTOS Y CASAUX (1854-1891)

    Josefa Ugarte-Barrientos, condesa de Parcent y de la Contamina por su matrimonio con Fernando de la Cierva y Carvajal, Grande de España, natural de Madrid y ayuda de Cámara de la reina Isabel II, fue, sin duda, la más importante escritora malagueña del siglo XIX, tanto por la abundancia de su obra escrita como por la calidad de la misma.
      Pepita Barrientos, como era conocida por sus amistades, nació en Málaga el 5 de septiembre de 1854. Era hija de don Fernando Ugarte-Barrientos Méndez de Sotomayor, Maestrante de la Real de Ronda, y de doña Teresa Casaux Galwey, una familia ilustre de la ciudad, lo que le permitió contar con una esmerada educación.
    Adquirió, desde muy niña, una excelente formación literaria (mientras los niños jugaban ella se dedicaba a leer libros de poetas y prosistas clásicos) y con solo 15 años estrenó en el Teatro Principal su primera pieza dramática de carácter romántico y ambiente medieval, titulada Margarita. El éxito de esta obra hizo que ese mismo año, 1870, escribiera otro drama, en el que volvió a demostrar sus conocimientos de la historia medieval, El Cautivo. Esta segunda obra fue representada a principios del año siguiente en el recién estrenado Teatro Cervantes.
     En sus restantes piezas teatrales, como El Cruzado y El Ramo de Flores (ambas de 1874), Pepita Barrientos reflejó la frivolidad de un sector de la aristocracia y uno de sus temas predilectos, el amor imposible que desemboca en el desengaño y la muerte de sus protagonistas.  También escribió ese mismo año, un primer libro con leyendas tradicionales e históricas llamado Recuerdos de Andalucía.
     En los años siguientes centró su atención en la poesía, cultivando una temática moral y aleccionadora. Su obra lírica fue corta pero de una notable calidad, destacando los poemas de inspiración patriótica y las leyendas medievales en las que hacía gala de su erudición histórica. Con su poema, La conquista de Málaga, consiguió el premio de la Academia de Ciencias y Literatura del Liceo en 1872. También obtuvo dos galardones en certámenes literarios nacionales y extranjeros. En 1877 fue nombrada socia de la Academia Cervantina Española de Vitoria. Los beneficios por la representación y venta de sus obras los dedicó a actividades caritativas, ayudando a los pobres, a los heridos en la guerra carlista y a las monjas de clausura.
     Publicó varios libros de poesía: Páginas en versos (1882), La Estatua Yacente (1889), que cimentaron su reputación literaria y le abrieron las puertas de las veladas poéticas más importantes de Madrid. También colaboró en importantes revistas de España de la época, tales como La Ilustración Española y Americana, Cádiz o El Eco de Málaga.
    Además de su labor literaria, sabemos del interés que Pepita sintió hacia las artes, por haber contado con una destacada colección de obras pictóricas y escultóricas. En lo que a pinturas se refiere poseyó alrededor de 60, abundando sobre todo las obras de temática religiosa, los retratos de miembros de su familia y los paisajes. Además de los cuadros, también podemos destacar sus posesiones escultóricas, todas ellas de carácter religioso y, por su disposición en el interior de la estancia denominada «oratorio» de su residencia, de una clara función devocional.
     Pepita murió de una pulmonía en 1891, cuando sólo tenía 36 años. Está sepultada en la capilla de su familia en la iglesia de la Victoria. En 1905 se editó una recopilación de su obra poética con el título de Poesías Selectas.
    

sábado, 13 de julio de 2013

MUJERES MALAGUEÑAS: MADRE PETRA DE SAN JOSÉ (1845-1906)

    
Ana Josefa Pérez Florido, que adoptó como nombre de consagración a Dios el de Madre Petra de San José, nació en la localidad malagueña del Valle de Abdalajís el 7 de diciembre de 1845, y murió en Barcelona el 16 de agosto de 1906. En su localidad de nacimiento fundó en 1873, con la ayuda de otras mujeres, un asilo para recoger a los ancianos necesitados. Hoy día, situada en su casa natal, esta institución continúa la obra que ella inició.  Cinco años después, Madre Petra se trasladó a Málaga, donde fundó en 1880 la Congregación de Madres de los Desamparados y San José de la Montaña, auxiliada por otras tres mujeres del Valle. 
    Poco después, como las necesidades eran grandes en aquellos momentos, abrieron otra casa en Álora, donde también asistieron a ancianos poblres. De allí marcharon a Vélez-Málaga, donde hicieron en 1881 sus primeros votos. En 1882, Madre Petra se instaló en el barrio de Huelin para fundar allí una Casa de Noviciado y para encargarse de una pequeña escuela de niños pobres. Dos años después, la comunidad se instaló en el barrio de Capuchinos, donde las monjas se dedicaron al acogimiento de niñas que se habían quedado huérfanas después del fatídico terremoto de la Navidad de 1884, que fue especialmente dañino en la zona de la Axarquía. Más tarde, en 1887, las religiosas se trasladaron a su definitiva sede en la zona de Martiricos, justo al comienzo de la avenida del Hospital Civil. En este Colegio de San José de la Montaña coexistieron inicialmente un hogar para niñas huérfanas y una escuela para alumnas externas de familias necesitadas.
    Desde Málaga, Madre Petra inició una incesante actividad para extender su obra de ayuda a los más necesitados. Hasta su muerte fue capaz de fundar 10 casas de la Congregación. Su fama de mujer entregada a los demás hizo que en 1932 se abriera su proceso de beatificación, que culminó en su declaración como Beata en Roma en el año 1994, ceremonia presidida por el Papa Juan Pablo II. 
     La Congragación de Madres de los Desamparados se extiende hoy día por España, Italia, Iberoamérica, ejerciendo su labor apostólica y social a través de centros de enseñanza, residencias de ancianos, hogares para niños y casas de espiritualidad.

VIDEO: Madre Petra de San José (1845-1906)


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